“The Americans” es un libro del fotógrafo y cineasta Robert Frank, lleno de imágenes desgarradoras (obtenidas en 1955) de una América borrada de los catálogos oficiales de aquella época en tecnicolor. Fotografías sobre las que Jack Kerouak escribió en el excelente prologo del libro una de sus tantas frases citadas hasta el hartazgo: “Después de ver estas imágenes terminas por no saber si un jukebox es más triste que un ataúd"
Fueron Kerouak y sus compañeros de la generación beat los que consagraron el término de la América profunda. John Steinbeck quien en "Las Uvas de la Ira" describió el origen de estos apenas despojos de lo que antes fueran prosperas comunidades rurales, cimientos del sueño americano. A los que la “crisis del 29”–ahora tan estudiada por repetida–, expulsó de sus tierras hacia los latifundios de California o a las zonas industrializadas de los Grandes Lagos y la Costa Este. Los que quedaron, los resistentes: permanecieron en una burbuja social donde el tiempo transcurría con una calculada descoordinación con el avance del resto del país hacia el capitalismo finisecular. Como los amish o los pieles rojas, dejaron solidificarse una realidad anclada en las glorias de una anteguerra rural, ultrareligiosa y primitiva. Apacible la cascara, violenta y despiadada la privacidad, borrado cualquier dilema entre el ser y el parecer bajo el implacable escrutinio del vecino. Enemistadas eternas y deudas de sangre que se trasmiten como herencias durante generaciones. La América profunda que describirían innumerables escritores, son a su vez muchas Américas. Con un alma en común con un rostro distinto. Son muchos condados Yoknapatawpha como el que creo Faulkner para sus novelas.
En “Justified" la geografía física se localiza en el este de Tennessee, en las estribaciones de los Apalaches, y comparte territorio con la parte más oeste de Virginia Occidental. Le sobran los 9.313 negros que el escritor de Misisipi inventó para su condado de novela. Aquí son blancos. Lo otro es igual: Sheriffs que aplican la ley según sus propias reglas, débil presencia del estado federal no siendo a la hora de reclutar soldados para la guerra. Y pobreza, atraso y violencia. Unido a una moral, unos sentimientos, unos comportamientos sociales permitidos y adecuados para soportar un estilo de vida brutal.
No se sacó Elmore Leonard de la imaginación la geografía física y humana de esa parte del país norteamericano. Valga un ejemplo, que como anécdota no hace ciencia, pero sirve de ilustración. La soldado Lynndie England tristemente famosa por ser condenada por las terribles torturas infligidas a los presos de la cárcel iraquí de Abu Ghraib, nació en Asland (Kentucky) y ahora reside en una caravana en Fort Ashby (Virginia Occidental), con sus padres y la hija que tuvo del sargento casado que está en la cárcel por los mismos hechos. Cuando le preguntan cómo pudo cometer aquellas atrocidades, contesta sin inmutarse: “…eran los malos. No me arrepiento”. ¿Pero no sientes nada? Se encoge de hombros, duda, entonces se le ilumina la cara… “siento que no me concedan el permiso de armas para cazar.”
Sobre gente como ella trata la serie "Justified". Al policía protagonista, el soldado de guardia no le deja entrar al casino de veteranos: el mejor local de la ciudad, en donde se toma el whisky de más calidad, y se citan y reúnen los delincuentes. Allí sólo entran los buenos.
Sobre gente como ella trata la serie "Justified". Al policía protagonista, el soldado de guardia no le deja entrar al casino de veteranos: el mejor local de la ciudad, en donde se toma el whisky de más calidad, y se citan y reúnen los delincuentes. Allí sólo entran los buenos.