Plaza del Mercado en Cracovia |
“Las anécdotas sobre los grandes hombres son una lectura reconfortante”, escribió en “Lecturas no obligatorias” Wislawa Szyborsrka. También aquellas que se cuentan sobre las grandes mujeres.
Hoy está ausente de su casa Wislawa Szyborsrka porque ha muerto. Las veces que visité Cracovia y la procuré guiado por una devoción de grupie literario era una presencia, aunque allí residía, de la que nadie supo darme razón. Aquella poetisa maravillosa, que apenas cumplidos yo los quince años me deslumbró traspasando el velo de la traducción —que por muy hábil siempre tamiza los destellos del original—, se había camuflado en las páginas de la historia de su ciudad. Sus vecinos no sabían de su existencia. Nadie recordaba habérsela cruzado en las plazas o calles, o asistido a un acto en que ella fuera protagonista; omnipresente en los suplementos literarios, pero nunca en los cafés, en el mercado o las tiendas de su barrio
Los grandes poetas viven en sus versos. En Cracovia no notarán que Wislawa Szyborsrka ha muerto, se había ausentado hacía tiempo de la cotidianidad de sus habitantes. Nosotros, los que esperábamos una nueva maravilla de su escritura, la sentiremos, en cambio, como una pérdida dolorosa e insustituible.